El eco de tu voz de Antonio Fernández Lera

1

Pronto -y entre nosotros- hablaremos
y nuestra voz se perderá en el vacío

de palabras como silencios;

las miradas y los gestos: todo;

y el tiempo, suspendido como un soplo de brisa,

y solos,

hasta que otra voz se aproxime y nos diga
lo que somos -una mota de polvo-, y nos diga:
«podéis hablar ahora, es vuestro turno.
No más tarde ni antes: ahora»; y hablaremos
-con prisa y con melancolía.
Nuestras propias palabras parecerán extrañas,
como las voces de otros.

2

Una lucha entre dos, como un abrazo,

como una voz que se rompe.

Carne sobre luz eléctrica,
fuego sobre la carne, bajo una luz distinta,
y el televisor en tus ojos, encendido.

No quiero nada.

Mi sonrisa es espumosa como la cerveza,
pero yo nunca me doy cuenta
–maldita sea, pobre inútil, inservible
como la letra de un tango.

Seguir es dejarme llevar por el viento
cuando el aire se muere,
montar en las alas de un pájaro y volar (volar, volar)
cuando el aire se muere.

3

Párteme por la mitad:
rómpeme
y olvídame