Antaño sobre el azul, la deriva del sueño voluptuoso
‘el mundo interpretado es solo sueño’,
y no el tempestuoso mar que ahora lanzo contra mi
para olvidarlo todo. El gran ojo del cíclope que me abandona
a los designios del azar. Antaño, las cinturas desnudas,
el agua pura que caía del cielo y no las pesadillas del circulo vicioso
que a ningún lado va. Nada puede la soledad
contra el azul que ayer me protegiera, y que desamparado
deja mi cuerpo hoy, azotado por la imaginería de la infancia.
Quién podría decirme continúa? No hay ya pasado ni futuro
en el presente que se deshace tras las iras del viento.
¡Oh, Calibos!, rema en la noche de la Estigia y del pasado
que aún me requiere hasta hacer del instante, el vacío,
la opacidad, la dispersión, el Caos de antes del Caos:
Qué hacer con los minutos y los días. Vuelta mi sombra
contra mí, por qué no hacer de la nadeante nada,
sólo la sal de un pasado que se repite infructuosamente,
hasta perderse en la escritura de sí.
Poema inédito proporcionado por el autor