Aquí hay nada
Una calle muda
medio alumbrada por la luna
Ni fantasmas, ni ruidos, ni futuro.
La noche es un viejo barco a la deriva
por donde sólo el vacío se pasea.
Tiembla el silencio y las sombras se retuercen
en este pozo en que he caído
Y mi acongojado corazón no se acostumbra
sino que siente el rasguño de lo ausente
y de lo ido.
Un viejo demonio me persigue
Una callada espera
La misma pena y la misma lágrima podrida
en el mismo negro aire sin orillas.
Aquí no hay nadie. Sólo el destino.
Sólo una antigua sombra colgada en un ropero.
Un hueco frío.