El invierno de nuevo de Yolanda Bedregal

La hierba del solar ha crecido con fuerza.
No ha habido un solo día de este otoño
en que los elementos
le hayan dado la espalda.

Desde aquí puedo verla.

Es un regalo
frente al dolor inerte de los muros.
El viento, el sol, las nubes, le han sido favorables
(también ellos, con su espalda de sombra).

En esta edad anómala y terrible,
pienso en mi amor;
se parece a esta hierba.