El peregrino llega junto al muro,
ya sin aliento, apoya en él las manos
y la frente, buscando refrigerio:
más pronto las aparta, que unas manos
y una encendida frente
lo sostienen del otro lado.
El peregrino llega junto al muro,
ya sin aliento, apoya en él las manos
y la frente, buscando refrigerio:
más pronto las aparta, que unas manos
y una encendida frente
lo sostienen del otro lado.