Doblado entre sus ramas
los miedos se deshojan unos a otros.
El oscuro silencio le humedece los huesos.
Y pedirá perdón, si regresan de nuevo
a revisar la cama con un golpe
mojado por la noche.
El sueño sueña un bosque para evadir la culpa.
Perdón, pide perdón.
Quién pedirá perdón por ese niño muerto,
ahogado de orinarse entre mis piernas.