¿No habéis sentido nunca,
no en sueños, bien despiertos,
que el mundo se detiene,
que se escucha tan sólo,
agónica, distante,
una respiración;
que hay una lluvia inmóvil
y rayadas imágenes,
que el rostro de los niños
de pronto amarillea;
que la mujer que amas,
que el amigo que escuchas,
son de papel pintado,
garabatos antiguos;
que las flores no huelen,
sabe a ceniza el pan
y las palabras quedan
escritas en el aire
con una tinta clara
que al instante se borra?
Sólo un instante, sólo
algo visto y no visto:
el tiovivo del mundo
pronto gira de nuevo.
Y tú lo miras todo
con asombro y desgana.
Y sonríes, y olvidas
que estás en el secreto.