(Anda el agua de alborotada. Romance popular).
Doraba la luna el río
(¡fresco de la madrugada!)
Por el mar venían las olas
teñidas de luz de alba.
El campo débil y triste
se iba alumbrando. Quedaba
el canto roto de un grillo,
la queja oscura del agua.
Huía el viento a su gruta,
el horror a su cabaña;
en el verde de los pinos
se iban abriendo las alas.
Las estrella se morían,
se rosaba la montaña;
allá en el pozo del huerto,
la golondrina cantaba.