En llamas va la leyenda creciendo, en
la espiral del humo y las uvas de hierro.
Los ojos de la anciana son blancos como
nieve: cien años hace ya que no nos mira.
Sólo por no olvidar el viejo río
de los muertos.
Sólo por no olvidar su cuajada esperanza.
Sólo por no olvidar las lánguidas riberas
del país de las abejas.
Sólo por no olvidar, cien años hace ya
que no nos mira.