En lo alto del bosque está mi eremitorio.
Llegaste cuando el cielo de otoño auguraba nieve.
Un camino perdido te conducirá a mí.
El invierno nevó fuera mientras dentro
calentaba el gozoso verano.
Quedaste prisionera.
La nieve borró los caminos.
No sabrías regresar.
Te tendré a mi lado mientras el invierno reine.
Sé que te marcharás en la primavera,
cuando el deshielo abra de nuevo las veredas.
Pero tengo la esperanza de que no te veré marchar
Soy ya muy viejo,
y moriré antes de que puedas cruzar el umbral.
Me cerrarás los ojos con tus suaves manos.
Y cuando el sol endurezca la tierra,
te irás sobre tus pies ligeros como las horas.
Pero yo no te veré marchar,
durmiendo para siempre con los ojos cerrados,
soñando que aún estás, que estas siempre
cerca de mí, en lo alto del bosque,
en mi eremitorio, mientras fuera
cae, día tras día, año tras año,
vida tras vida, eternamente, la nieve,
que borró los caminos y te impide partir.