Hace ya tiempo
Que no escribo poemas.
Antes me gustaba
Tener la cuartilla delante de los ojos
Y mirar el atardecer.
Ahora
Se me llena por las noches la cabeza de ruido
Un ruido raro
Y veo palabras infinidad libélulas
Desaparecen revoloteando hasta perderse
Y me pierdo yo
Y caigo sin respiración en el anfiteatro de la noche
Y despierto
Con los músculos agarrotados.
Cuando voy a gritar
Una mano blanquísima baja lentamente
Y me tapa la boca.