A Paz González
En un corsé de cálidas entrañas
duerme una estrella, pasionaria o rosa,
y allí la casta Ester, la misteriosa
Cleopatra y otras cien reinas extrañas
con fieros gestos e indecibles mañas
anidan entre hiedra rumorosa.
Allí hierve el rubí que no reposa,
pulsan sus arpas mélicas arañas.
Allí en el cáliz de la noche umbría
sus perlas vierte el ruiseñor oscuro.
Allí sestea el fiel león del día.
En su escondido sésamo seguro
custodia el grifo de la fantasía
de hirviente manantial el fuego puro.