En un lago asustado se confía
la exacta cuadratura de tu nieve
y, ya un espejo rosa, roza leve
la leve forma de tu geografía.
Por saber tu jersey topografía
asoma en dos colinas lo más breve;
lo más punzante, donde no se atreve
un alfiler a ser fotografía.
Y debajo, ciñendo tu cintura,
tu cuerpo sometió a la arquitectura
lo más desconocido del rocío.
Debajo, acampanándose en la tela,
lo más rosado de la duermevela
y un claro arroyo convertido en río.