Muchachas sin camisa ni tomines,
concepciones de honrada figonera,
que no saben mover una tijera,
ni remendar siquiera calcetines;
pero armadas de lazos y botines,
pretenden sacudir su pobre esfera
aprendiendo posturas de bolera,
y a cantar como en ópera y maitines;
luego que esas chicuelas relamidas
se conviertan en hembras pretenciosas,
Primas Donas, con puff, marisabidas,
y nieguen a sus madres haraposas…
para los ricos sobrarán queridas,
para los pobres faltarán esposas.