Están sentados
el uno frente al otro
ella piensa
qué maravilloso es él
beben
al otro lado de la ventana está oscuro
la noche rodea la ciudad
ocupa las calles
ahuyenta a los transeúntes
de repente
él busca en su interior
saca un sapo
ella mira
no puede creerlo
saca cucarachas
un puñado
pulpos pólipos
arañas
salen solos
reptan
se apresura
porque todavía
queda mucho
las apestosas zapatillas de un vagabundo
el saco podrido de una mendiga
enanos repugnantes
vampiros
brujas
la mesa a la que están sentados
(con una botella vacía como naturaleza muerta)
toma vida y se mueve
el sapo croa
las cucarachas culebrean
las arañas rebosan de veneno
entre tóxicos efluvios
él da vueltas
balbucea
con las fuerzas que le restan
da tumbos hasta la calle
desaparece
arrastrando los pies
Versión de Abel A. Murcia Soriano