Fragmento de ventana (Fragmentos)

Ahora estoy en un paisaje de zenzontles
Cada vez estoy más cerca
Cuando posea esa inmensidad
apenas tendré fuerza para despertar en la brevedad
de la muerte
La luz golpea el aire. Estamos donde los colores
se abren
Son días largos y apretados como la migraña
Y todo se repite
Los árboles desamarrados
La noche se deshace
¿Y después?
Lo único verdadero es el reflejo del sueño que trato
de fracturar
pero que ni siquiera me atrevo a soñar
continuo plagio de mí misma
Y el lugar del encuentro es sólo tiempo. Todo no es
sino tiempo
Allá donde unas cuantas buganvilias en un vaso
de agua
bastan para hacernos un jardín
Porque morimos solos. Y la muerte es apenas
el despertar
de este sueño primero de vivir y dijo mi abuela
a la salida del cine
Sueña que es hermoso el sueño ce la vida, muchacha
Se oxida la lumbre de las veladoras y yo, ¿dónde estoy?
Soy la que fui siempre. Lo inesperado de estar siendo
Llego al lugar del principio donde comienza el
comienzo
Éste es el tiempo
Es el tiempo de despertar
La abuela enciende las velas sabáticas desde su muerte
y me mira
Se extiende el sábado hasta nunca, hasta después,
hasta antes
Mi abuela que murió de sueños
mece interminablemente el sueño que la inventa
que yo invento. Una niña loca mí mira desde adentro
Estoy intacta

Me haces daño
Suéltame
No me quites lo que he aprendido por mí misma
Las mujeres se sientan en el suelo
Yo digo Kadish por ti y por mí
Las palabras están gastadas como esas piedades con
el mármol gastado por los besos
Madre de Dios ruega por nosotros

Y ella que vino desde Kiev
Ramo de flores apretado contra el pecho
Vida para ser vivida en un tiempo más largo
—No fuimos a Canadá porque nos dijeron que era muy frío
Salimos en tren. El barco lo tomamos en Amsterdam
Nunca más me embarcaré en aquel mar tan soñado
Oh madre que olvidé
En esta hora y en la hora de nuestra muerte
Adonai Eloheinu Adonai Ejad
Adiós
Adiós
Oh Madre
Adiós

Paso días sin verme en ningún espejo
Comencé a comprar el periódico aún antes de saber
español
Mi padre comerciaba con frutas secas
¿Y a quién le importan estos recuerdos?

Ella apretando contra su pecho las flores
Ella muchacha con flores en el pelo
Y los vestidos plisados y la boca muy roja sonriendo
Ahora sólo un retrato guardado en una caja de
habanos

Ella con el sol de mediodía
Flores blancas
Y los dos niños agarrados a su falda caminando por
el parque México.

Ella que no sabía decir Kadish
Despidiéndose en una estación de tren que después
fue bombardeada
Despidiéndose de padres y hermanos a quienes nunca
más volvería a ver
Ella que lloraba en las mañanas
Mientras los niños en la escuela y el marido
en la tienda
Bajo llave en el baño con el agua corriendo para
no sentir las lágrimas
Ella
—Oh tantos sueños que no alcanzaron el mar—
Con las preocupaciones de todos los días en un país
extraño
Lejos de sí misma, fue, se convirtió, era nadie
Ella gorda, vieja antes de tiempo
¿Cómo pudo ocurrirme a mí?
El pelo recogido hacia atrás y la mirada de un animal
herido

Y todo pasa
Y el tiempo es largo
Y estuviste distante de los otros, de ti
¿Otra forma de estar cerca?
Y te quedó para siempre en la boca el sabor del té
de aquel samovar de tu casa

Alguien debería contratar a esas mujeres que lloran
por los otros
A esas que han criado hijos
Amasado su pan
Las que barren todos los días la puerta de su casa
Aunque sea por dinero
Que lloren contigo, que lloren por ti
Hermana madre no me permitas tu separación
¿Oyes mi llanto?
¿Oyes mi llanto que te cubre como una tela?
Rásgala
Rómpeme
Cúbreme con tus cenizas
Libérame

Espero las noches como un animal amarrado que
patea, patea

Y te acuso
Pero de qué puedo culparte

¿Cómo hubiera podido ser de otro modo?

El oráculo se cumple

Déjame ir
Suéltame
No regreses
No quiero quedar atrapada en tu sueño sin poder
despertar
¿Hacia dónde ir?
Llego sólo al lugar del principio
Regreso para besar tu pulso
Para caer de rodillas
Devotamente beso las arterias de tus manos
Oh madre ten piedad de mí
Oh madre misericordiosa
Ten piedad de mí
Sosténme
Derrótame pero dame tu consuelo
Apoyo mi cabeza de niña
Toco tu corazón
Cierro los ojos
Estoy atada a ti como el ahogado a la piedra
anudada a su cuello
Ya no tengo miedo
No puedo hundirme más abajo de tu corazón

Llévate la luz
Noche