A la deriva

Flotar;
no se tiene la sensación de flotar.
Pero cuando recordamos fluidamente,
pero cuando no recordamos fluidamente;
en las horas en que dormidos;
allá, a la deriva,
allá, en la calma corriente de un río…
Nuevamente en la ribera, entre los verdes juncos descansa mi corazón.

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El mendigo

Algo se muestra claro, nítido: Pedir.
He de pedir.
Aprenderé a pedir.
Mi oración arrancará de Dios mi persona.
Mi figura será revelada por mi oración.
Sin que las figuras del retablo colaborasen para salir al alba, ¿salieron al alba?

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El paseo con mi hijo

Porque
nunca más sentiré este pasado próximo
del paseo que tú y yo, hijo, por los pinos
acabamos de dar en la tarde de marzo
hundidos en la esencia del tomillo
y en el níscalo que crecen a la sombra dae los troncos robustos
me he venido a escribir.

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El silencio

El silencio, ¿un mutismo?
¿Musita el horizonte
o tu propio interior?

Griterío ese árbol
de la caoba, ¿harina
o tu propio interior?

Lo salvaje, ¿esos tigres
en oasis? ¿dormidos?
¿o tu propio interior?

Te escuchas… ¡tan lejano!…
¿eres tú lejanía
o tu propio interior?

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Erratas fundamentales

Méquina dalicada
máquina delicada
lo infernal celestial
el arúspice el nilo

de donde viene todo
adonde corre todo
el error el milagro
la espuma esa simiente

Justamente lo justo
la poesía siembra
cien mil niños un viejo
Sal la sal esa gracia

¡Dos erratas!

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La flor de la zarza

Nadie supo cuán quise yo a este sitio
aunque este sitio sea tan extraña
nada. Le amé tan mucho y tan extraña-
mente que un día supe que este sitio

menos que pompa se venía a nada.
En el cosmos, lo sé, nada es el sitio
donde quise quedar.

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Perdido

No sé de dónde venía,
ni nada me sostenía.
En sólo huir me entendía.

¿De un orto que no era un orto,
yo,
remoto?

¿De una tierra, mas sin tierra,
yo,
una estela?

¿Aguilucho, mas sin nido,
yo,
perdido?

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