En la noche y bajo una
muda elocuencia de piedra,
la sombra de los cipreses
es como un grito en la niebla.
Coros de voces descalzas
ponen sus ágiles pies
sobre las copas oscuras
de los árboles; después
la aguda espada de un grillo
hiere un hermoso silencio
de blanca carne de lirio
y de cabellos de incienso.