Herido siempre, desangrado a veces de José María Hinojosa

Herido siempre, desangrado a veces
y ocultando mi sangre sin riberas
llevo mis pasos presos entre nieblas
y mis miradas van sobre cipreses.

Aún conservo en las uñas esta sangre
que me dejó la carne de un momento
empapado de lágrimas y miedo
cuando vino a perderse entre mi carne.

Era sólo mi sangre quien llamaba
en medio de aquel valle, de aquel bosque,
y era sólo mi sangre, eran mis voces
las que oían la lluvia sobre el agua.