(a Elizabeth Azcona Cranwell)
(«la verdad que se busca se pierde, se hace libre» Edgar Bayley)
Con la mitad de mi cerebro
hice un ala de sol para la noche.
Guardo la otra mitad
celosamente: así podré creer
que ya no existo.
Desde el adiós
un ciervo echa a correr
llevándose el vacío.