La meta es como un túnel, se nutre de tiniebla.
Lo propio de las alas es quemarse
cinco minutos antes de llegar hasta el sol.
Toda meta es un túnel que te absorbe,
es una oscuridad que se alimenta
de tu propia sustancia y de tu olvido
y ese modo de muerte que es el conseguir.
Cuando uno logra un fin se queda triste.
La meta se lo traga.
Mejor ser el mejor sin beso de champán, sin aureola.
Y el sueño se ha quemado en su inminencia,
como sabiendo que vencer es chusco.
Tus sueños se han quemado de pura lucidez.