A mis amigos de México
Alegre el marinero
en voz pausada canta,
y el ancla ya levanta
con extraño rumor.
De la cadena al ruido
me agita pena impía.
Adiós, oh patria mía,
adiós, tierra de amor.
A mis amigos de México
Alegre el marinero
en voz pausada canta,
y el ancla ya levanta
con extraño rumor.
De la cadena al ruido
me agita pena impía.
Adiós, oh patria mía,
adiós, tierra de amor.
Bailad mientras que llora
el pueblo dolorido,
bailad hasta la aurora
al compás del gemido
que a vuestra puerta el huérfano
hambriento lanzará.
¡Bailad! ¡Bailad!
Desnudez, ignorancia
a nuestra prole afrenta,
orgullo y arrogancia
con altivez ostenta,
y embrutece su espíritu
torpe inmoralidad.
¡Jehovah! ¡Jehovah, tu cólera me agobia!
¿Por qué la copa del martirio llenas?
Cansado está mi corazón de penas.
Basta, basta, Señor.
Hierve incendiada por el sol de Cuba
mi sangre toda y de cansancio expiro,
busco la noche, y en el lecho aspiro
fuego devorador.