Pero seamos realistas:
Penélope, cosiéndole,
no es más feliz que yo
ahora mismo rompiéndole
la cremallera.
Poemas de Inmaculada Mengíbar
En los últimos años,
Ulises y Penélope
han realizado algunas visitas a una bruja:
Siempre salía yo.
Y por más que él negara cualquier cosa,
me dice que Penélope
se ha puesto como loca a restaurar las redes
y a la vez a buscar apartamento.
Después de este silencio,
qué nos queda.
Me conmueve mi propia soledad, mientras leo.
¿Así que
ésta era la historia de mi vida?
Me recuesto y te miro
envejecer sin mí.
Y sobre aquella especie de amuleto plateado
prendido en su chaqueta,
que me hizo esconder
era un regalo de ella a media noche,
no escribir un poema.