Invasión de la realidad de Carlos Bousoño

I
Y aquí estás verdadero,
Oh déjame tocarte.
Tu piel en donde pones
un límite a los aires.

Tu don de serte vivo,
tu realidad, me baste.
Dejadme que compruebe
su ser. ¡Oh, sí, dejadme!

II
Dejadme. Yo no quiero
las nieblas pertinaces.
Tras el humo dibuja
su vago ser un valle.

Allá tras la cortina
incierta, hay verdes sauces,
un prado con sus flores
diminutas y suaves.

En la noche terrible
yo soñaba una imagen.
Hela aquí. Son colores:
blancos, verdes, granates.

III
Dejadme con las cosas
también. Son realidades
súbitas que se crean
duras a cada instante.

Emergen con firmeza
cruel. Se satisface
con su presencia misma
dicen: «¡Toma, regálate!»

IV
Regálate. Contempla
la piedra, el cielo, el aire.
Respira entre las luces.
Desciende hasta los cauces.

Toca la piedra. Mira.
Huele la rosa. Sáciate.
Gusta, mira, comprueba,
duele, solloza: sabe.

Ensánchate en el alba.
Al mediodía, ensánchate.
Sube a la tarde y mira
todo en ella ensanchándose.