Ábrase camino al viento
huella erizada
de sol a noche
Paso al viento
cincel de montaña
cuando nubes arenosas
sepultan todo rastro
Ábrase camino al viento
constructor de silos
flujo mineral que no termina
respiración astral
dispersa ropa de mujer
tenue bandera
Poemas de Jorge Ruiz Dueñas
Hay en mí
restos de un continente devorado
En la carta de rumbos
testimonios de vejez larvada
Riscos
Páramo
Mar en lecho
El tiempo diluido en el piélago
Siempre allí
Siempre atroz
Siempre acechante
Tras lagos de salmuera
el odio lacera la tarde
Para evitar los males que llegan del oceano
hizo levantar una colina de sal
Sobre ella
sus cancerberos otean el horizonte
y aúllan a la luna
Sí
te aguardan
Altamar
inunda pastizales acuáticos
pone en retirada a los cangrejos
Nadie puede salir por los canales
Sólo el Señor de las islas
timonel confiable
Se lo ha dicho el ma
Si hay bajamar
mis islas se desgajan
Si hay bajamar
el estuario se pudre a flor de piel
Si hay bajamar
padecen los cetáceos
Si hay bajamar
no acudes
indulgente y desnuda
a la cita de la suerte
Por los secretos canales
los bajos reverdecen al sol
El timón firme
descifra mensajes de la rosa náutica
La sonrisa de Gaviero lo evidencia
Repta el mar en la calera
ramifica en versos
desampara medusas en la piel del desierto
La barca abandonada es mesa
La costilla de ballena
remo
Navegamos sobre la ilusión
Cruza un cormorán el cielo
El bogavante ordena
¡mar adentro!
Entonces
nos sorprenden inauditas sensaciones
No soñamos
La noche incendia las constelaciones
sobre cubierta
entusiasmados
reconocemos geometrías en vilo
y el poeta musita
Quando o astrolábio nâo mais te falar de estrêlas
Ya en e viento
el águila pescadora
torna a su naturaleza
Un grifo solar
vigila el secreto de las islas
Giras los brazos
denuncias el final del día
Entre nosotros
la ribera del canal
serpiente en lodos
A sotavento un eco
Sobre antiguos pecios
espuma en la garganta de la barra en flor
olas sin playa
Allá
otra isla despunta
– acaso Malta –
Después
lentamente
tú y la soledad penetran por mis ojos
Navegación del sol
Médano a la deriva
Así construyo
la celebración de la memoria
la canción de la muerte
tu resurreción
Cuando la ruina y el silencio lleguen
como la sombra maléfica
y la respiración se prolongue en el viento
cuando el desastre corporal
sea dueño de lo incierto
y aun de la última hoja
caída como ángel en desgracia:
habitaré tu nombre
refugio final
convicto ya por mi entusiasmo
bajo el signo del perdón
y la gratitud festiva de tus ojos
atrio de la lluvia incinerada
Entonces el sentimiento dormirá
como mendigo
y desde tu nombre mismo
en busca de indulgencia
reconstruiremos pasajes no advertidos
y el sustento de nuestra magra carne
será una sábana limpia
zona de encuentro de la
existencia fallida
en el siseo de los segundos
prolongado por la agonía animal
sobre una tierra yerma
y un mar cenizo y desafortunado.