En un jardín de estatuas que no existen
donde juegan los niños al verano,
en un jardín donde transcurre el tiempo.
En las sillas de lona abandonadas
junto al mar de setiembre y limoneros
y ventanas azules con veleros.
¿Por qué tiene la torre de la iglesia
sus relojes parados a las doce
de la noche de otoño y por qué se oyen
los pasos de la muerte en los pasillos
de la casa del bosque y por qué el viento
enturbia el aire blanco de la tarde?
Poemas de Juan Antonio Masoliver Ródenas
Lo único que tenemos es el cuerpo
descendemos o caemos por los pozos del alma
y allí están las orillas y la arena, las
casas de madera abandonadas, el recuerdo
del aro y las canicas, la luz
en las paredes de las calles, allí
están los gemidos de los muertos
que estaban en el patio de la casa,
en el bar de los bailes y las mesas
de mármol.
Los niños se adormecen en las fuentes
las madres se levantan y levantan
como ángeles que vuelan en la muerte
los sueños se despiertan y se espantan
ya llaman los relojes para el alba
la ropa está teñida en sus tendales
se levantan las faldas y la enagua
pasan los hombres por los ventanales
van las niñas desnudas con los cubos
a buscar agua al mar lloran y cantan
en sus sueños los dioses van desnudos
las niñas se levantan y levantan
en las torres del mar se oyen campanadas
en la orilla de sal duermen las algas
las niñas se abandonan en la cama
en los bosques del cielo están sus nalgas
en las casas oscuras duerme el agua
en los pubis de rizado encaje
los cuerpos se levantan y levantan
en sueños a merced del oleaje