Mira: de pronto en los objetos
más próximos hay fiebre: los tensa como cables.
Son mensajes escuetos
de un papel blanco, inescrutables.
Una luz lisa fosforece
en el aire naranja de la gasolinera.
Es un arpón: si crece,
te perfora los ojos.
Mira: de pronto en los objetos
más próximos hay fiebre: los tensa como cables.
Son mensajes escuetos
de un papel blanco, inescrutables.
Una luz lisa fosforece
en el aire naranja de la gasolinera.
Es un arpón: si crece,
te perfora los ojos.
¿Te acuerdas de las últimas luciérnagas? Latía
su fulgor movedizo sobre la fronda ilesa.
Ahora que, caprichoso, el verano se enfría
y un aire de inclinada caligrafía inglesa
hace vibrar los cables y se instala en los setos,
las he visto otra vez.
Telón de luz: es una apacible hoz helada
el cielo. Hay fumadores cerca de las sombrillas.
Me gusta su aire dulce de fruta macerada
o de guante vacío. Las lonas amarillas
les dan además cierto fulgor que sólo existe
en los vidrios manchados de las mesas de análisis
de sangre.
Una trama vibrante de palmeras
agitadas: maracas sigilosas.
El pájaro que pica las maderas
la muerte coserá sobre las cosas
detenidas y oscuras: donde late
como una gota de mercurio cálido
la limadora luz -no el plata mate
del agua del estanque, el fulgor pálido
del limo verdinoso -nunca anida.