Al Dr. Abraham I. Lis
Cuánto dolor camina por la ausencia
—hay tanto—
grito feroz que nada nada dice
ni expande
y en un pequeño pliegue se escabulle
—¿es grito?—
—A qué sitio extraño irán las mañanas
que una a una viven en el pan tostado
el té y el comienzo temprano del día—
El tacto en su lenguaje habla
—¿de qué país regresa?—
la voz en su registro emerge
—dí Dios, de dónde—
ninguno vio caer el rayo
—mi dulce bien, fue imprescindible un rayo—
de hierro el yelmo el peto y gasa en la visera.