Vente conmigo y haremos
una chocita en el campo
y en ella nos meteremos.
¡Oh la paz, oh la paz, oh la bendita
paz de un paisaje matinal!… ¡Cristales
de mi ventana al campo!… ¡Oh la chocita
de la copla entre los cañaverales!
Frente al sol generoso, junto al río
sonoro, en plena gloria de la vega
andaluza -gitana que se entrega-,
bajo el azul turquí del cielo mío.
¡Y un amor solo y grande, aquel primero
que floreció en la senda, tan seguro
que aguarda siempre y sin quemarnos arde!…
¡Aquel primer amor, que fue el lucero
de la mañana y brilla ahora tan puro
en la senda tranquila de la tarde!