La defensa de pan (Fragmento I) de Francisco Antonio Gavidia

¿Qué te falto al respeto?
¿Cuándo y a qué respeto pudo faltar amor?
Amor no hace antesala, ni se calza los guantes,
Ni hace genuflexión.
No quiere cortesías;
Ni lleva más vestido que alas para volar,
Ni tarjetas… se anuncia con acerada flecha
De las de su carcaj.
¿Qué te falto al respeto?
Pues manda, niña mía, manda que antes de entrar
El ruiseñor al nido, le anuncie algún portero
Con sombrero alto y frac.
Todo ha de ser medido;
Todo puesto a la moda ¿no es verdad? ¡conn´il faut!
Palabras ardorosas, apretones de manos,
¡oh!, qué profanación.
Las miradas que encienden;
Disimulos que juntan un pie con otro pie;
Las rodillas rozándose debajo de la mesa…
¡Eso es vulgar! ¡Eso es…!
¿Pues qué eso de estrecharse
la femenil cintura en la fiebre del vals?
¿pues qué eso de sentirse el ambiente de llamas
de un aliento al soplar?
¿Pues qué eso de sentirse el ambiente de llamas
de un aliento al soplar?
¿Pues qué eso de estrecharse
la femenil cintura en la fiebre del vals?
¿pues qué eso de sentirse el ambiente de llamas
de un aliento al soplar?
¿Pues qué eso de ir uniendo
más los ansiosos pechos? ¿Pues qué ese ir y venir,
esa dulce fatiga, esa sed sin cansancio
que parece sin fin?
Ese mirar de ojos,
Ese estrechar de manos, ese apagar de voz;
Y aquello de creernos en tempestad de fuego
¿llevados de un ciclón?
Pues qué en medio de las turbas,
En cuidadoso olvido y en calmosa inquietud,
Confundir las miradas, pensar la misma cosa,
y verlo todo azul…