La calle

¡Aborreced la suerte, cuya mano
le premia su egoísmo al opulento,
y le allana la senda al miserable,
y lleva a las alturas al perverso!

¡Aborreced la suerte que levanta
una muralla al paso de los buenos,
y abre una sima a la virtud y ahoga
el corazón más noble entre sus dedos!

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La defensa de pan (II)

Pues qué mientras aturde
Dulcemente la música y se arrastran los pies,
Aquel beso a hurtadillas, que no vio ni oyó nadie,
Nadie… que fue así… un rápido, un pequeñito edén?
¡No, no!; eso es de mal gusto:
la etiqueta prohibe amor al natural;
amor viste desnudo… y tiene alas tan blancas
que es preciso cortar.

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La hoja en blanco

El Duque: ¿Cuál fue su historia?
Vila: Una hoja en blanco, Alteza:
no revel?jamás su amor…..
………………………………………….
…Y en negra, pálida pesadumbre,
asemejábase a la paciencia
sentada sobre un sepulcro
y sonriendo al dolor…

La noche de reyes, Shakespeare

T?me puedes decir que yo amo a otra,
Aunque hace mucho tiempo que no la amo;
Hacer memorias de mis noches largas
Cuando por otra suspiraba en vano;
Decir que el corazón que yo te ofrezco
De amar y de sufrir est?gastado,
Y que me vuelvo a ti en la hora tremenda
De la desilusión y el desencanto.

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Los sistemas filosóficos

¡Los sistemas!…Sucede que el pensador, hallando
Absorto, una cualquiera calidad del Supremo
Ser, del Ser invisible e ignoto, -como cuando
Se inflama el rayo súbito que de no al otro extremos
Del espacio, ilumina la cmbre, el cielo el llano,
La cabaña y el bosque, la aldea, el horizonte,
Y el viajero que errante buscó su senda en vano,
Y teme las tinieblas, las sombras, la quimera,
Ve a su luz cumbre, cielo, bosque, cabaña y monte,-
El pensador, he dicho, hallando una cualquiera
Cualidad del Gran Todo ¡una luz de una cumbre!,
Entonces…lo ve todo del color de esa lumbre.

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Oda a Centroamérica

Centro América duerme
silenciosa e inerme.
El sueño del olvido de los mundos:
Sus pueblos son estériles llanuras,
Zarzales infecundos.
Temerosas y agrestes espesuras
Que hincha de negra savia el egoísmo
Por esta selva lúgubre y sombría,
Su horrible paso en las tinieblas guía
Leñador infernal, el despotismo.

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Soneto

¡Cómo el ardor del entusiasmo engaña!…
Y tú, soñando, con audacia loca,
Intentabas salvar de roca en roca,
La sombría altitud de esa montaña…

Aquí el súbito escarpe, allí la huraña,
Honda caverna de espantable boca;
Mucha la asperidad, la fuerza poca…
¡Y subir apoyado en una caña!

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