LA LEY DE LA VIDA de Marilina Rébora

Quisiera estar de acuerdo con la ley de la vida
—tal vez, la de la selva, al instinto fiada—,
según la cual se vive de acuerdo a la comida:
la bestia menos fuerte ha de ser devorada.

Y quisiera también aceptar la partida
—ya que sin consentirlo nos viene la llegada—,
sufrir, sin execrar al que odia u olvida,
como al rico que abruma a quien no tiene nada.

Y tan profunda siento la triste disidencia
que rechazo reacia tan duras condiciones:
mas vivir no es posible opuesta a la existencia,
las manos temblorosas apretando las sienes,
pese al compás armónico de nuestros corazones
y al amor que te tengo y que también me tienes.