La niña de Arturo Capdevila

La niña chupó la punta de su dedo meñique:
un brillo de diamante se produjo en la uña.

Se colocó de espaldas al gran sol del poniente.

Alzó su mano izquierda:
extendió el dedo humedecido.

Un rayo de aquel sol atravesó la uña:
el arco iris nació.

La niña fue hasta él.

De sus huellas sobre la hierba
brotaban campánulas azules y moradas.

Subió con ágil paso.

Las aves y el viento guardaron silencio.

La niña se fue haciendo un punto cada vez más brillante
mientras ganaba altura.

De pronto
el arco iris desapareció:
los pájaros celebran con asombro nocturno.

En el cielo
deslumbra
la Luna creciente.