Las mujeres que me gustan se visten de rojo, de colores cálidos y zapatos abiertos.
Son las que juegan con la mirada y la sonrisa, con la indiferencia y el olvido.
Las que tienen los dedos de los pies limpios, las manos de agua cálida y una estrella escondida en medio de los senos.
Me gustan que le sonrían a otros, que me la jueguen y me odien.
Las mujeres que me gustan están en las calles, en las fiestas de bar con lunas rojas, en tu mirada de poeta desalmada. En esta tarde de llovizna ausente de encantos, de misterios y de lágrimas.