La patria de Harold Alvarado Tenorio

No pierdas el tiempo buscando la patria.

El dinero no la requiere y su lengua es usura.

La patria es el habla que heredaste

y las pobres historias que conserva.

Tu abuela, en el zaguán, ciega ya la memoria,

meciendo los años de sufrimiento y desdichas.

Tu madre, entristeciendo de melancolía y pavor,

Limbania, vigilando en prolongados silencios

los rumbos de su hermana,

tu tío, atado a la tierra que habíale regalado,

en plena juventud,

diez memorables sonetos

y Elisa,

sazonando el espíritu del capón,

hirviendo las aguas de aromas,

viéndote crecer como un desconocido.

La patria es también el vasto imperio de tu idioma

y la música de aquellos que la pensaron con amor.

Tu patria son las verbales

y pequeñas batallas de Bolívar,

la culpa, el frío y el hambre de Vallejo,

Neruda y su infinita colección de nombres y cosas,

Los juegos memorables y eternos de tu maestro Borges

y un laberinto de sangre llamado Macondo.

Tu patria serán los libros que des a la tierra

y la felicidad que depares al lector.

No pierdas el tiempo buscando la patria,

la llevas contigo.

Con ella morirás sin haberla pisado.

La patria son un hombre, una mujer

y la lengua que hablan.