Mientras duermo algún sueño
en la sabana
una presa sucumbe a su depredador.
Aquí es noche. Allí día.
Se despereza el mar a cada ola,
las dunas del desierto no encuentran acomodo.
Si alguien colma su sed,
alguien se desahoga entre memorias tristes.
Huye una nube
(flota,
se invierte en ese charco),
está volviendo.
La flor despunta tersa,
se ruboriza el viejo por seguir siendo mundo.
Todo comienza ahora. Todo acaba.