—«La torre, madre, más alta
es la torre de aquel pueblo,
la torre de aquella iglesia
hunde su cruz en el cielo.
»Dime, madre, ¿hay otra torre
más alta en el mundo entero?»
—«Esa torre sólo es alta,
hijo mío, en tu recuerdo».
Tu brazo de siete años
alcanzaba sin esfuerzo
una piedra a sus campanas
—«¿Te acuerdas, hijo?» —«Me acuerdo».
Pero la torre más alta
del mundo, es la de aquel pueblo.