Lelia de Alberto Ángel Montoya

Dulce Lelia imposible… Suave Lelia lejana.
La tarde está conmigo lo mismo que una hermana
convaleciente y triste que me tendiera el brazo
para vagar soñando por el jardín. Aún arde
el rojo sol que incendia de rosas el ocaso.
Es la hora en que al bosque llegábamos. Acaso
también tú estábais conmigo difundida en la tarde.

Vibran los saucedales donde la leve brisa
deja un sutil murmullo de músicas eolias.
Dijérase que vuelve la visión imprecisa
de doncellas cansadas que evocó tu sonrisa:
fugaces Massimilias, Violantes y Anatolias.

Al ritmo de tu angustia yo idealicé mis días.
Nadie sabrá el encanto que hallé mientras sufrías
-Más larga es la caricia si ante el dolor absorto
el hado nos acecha… y el beso es menos corto.

Dulce Lelia imposible… Suave Lelia lejana.

Es la hora en que el bosque dejábamos. No arde
ya el sol entre la hoguera de rosas del poniente.

Dulce Lelia imposible… Suave Lelia doliente.

Tal vez eres la estrella que floreció en la tarde.