(Conviene recitarlas inmediatamente después del siniestro)
Y PARA MATIZAR LA SALVAJADA
no te perdono nada, nada, nada.
Y para matizar el holocausto
me has dejado en el alma mucho asco.
Y para matizar la puñalada
que le llenes de herpes a tu amada.
Y para matizar esta agonía
te parta el corazón tía, tras tía.
Y para matizar esta riada
que te encharquen la vida de putadas.
Y para matizar este siniestro
a partir de este verso eres un muerto.