Te he dicho cosas horribles que te hieren toda, desde los huesos hasta la dignidad, y resistes sin morir porque eres joven y te faltan historias de amor por escuchar.
Mis argumentos son que todo pasa porque el destino tiene sus hilos y la silueta del barco sus rutas en el mar.
En la noche mientras duermes el mundo se convulsiona con la tragedia y el amor agrio.
Y cuando parece que ya nada tiene solución y la tristeza nos mata, del cielo llueven pedazos de hielo como lágrimas de Dios para animar.
Soy huraño porque no resisto el dolor de estar atrapado en las costumbres del amor, en la tibia tristeza cotidiana de unos besos, en la ruta que señalan los destinos bendecidos por los hombres, por gente que no sabe y no entiende que nada es para siempre, que siempre es bueno un pedazo de confusión para soñar.