Un día cualquiera
tú mirarás el ancho cielo,
un día cualquiera
se apagará una estrella
a la orilla del muro,
y tu continuarás tu vida.
donde quedarán sus huellas ?
donde se observa la tumba
cubierta de hiedras
o bajo el elevado árbol.
Un día cualquiera
tú mirarás el ancho cielo,
un día cualquiera
se apagará una estrella
a la orilla del muro,
y tu continuarás tu vida.
donde quedarán sus huellas ?
donde se observa la tumba
cubierta de hiedras
o bajo el elevado árbol.
Por el frío campo de Auschwitz
va el tren,
tocando el silbato de la muerte,
los ojos se asoman impávidos
a las ventanas,
el tiempo corre
sobre los rieles.
Una niña pregunta a su madre
mientras el humo a lo lejos
invade los campos
de negro presagio,
dónde nos llevan madre ?
municiones de azufre
pájaros sangrientos
sobre los cielos de Beirut
el gas paraliza los nervios,
y el reino de los niños
es entonces,
el juego de los tanques
y los soldados de plomo.
Siento que me destruyo en cada mirada del sol , una ráfaga de fuegos extinguidos marcaron mi nacimiento. Procuro andar a oscuras para no verte silencio endemoniado, canto vulgar y tétrico que naces en mis extrañas, todo es un gran torbellino , en cada aspirada un silencio de neuronas reprimidas y recuerdos fecundos que se hacen humo, es como si colgara de las paredes para ver el ojo crítico que vigile mis sueños.
Nosotros seremos los héroes,
se verán nuestras fotos
exhibidas en los muros,
seremos un ejemplo
para el olvido.
Por nuestros nombres
se harán revelaciones,
y por nuestras tumbas
los poetas escribirán sus versos.