Llevo treintiséis años viviendo
y me parecen tan sólo unos segundos.
Aún no sé respirar,
aún me nutre
la misteriosa arteria de la vida.
Respiro sin pulmones el Misterio.
-Aún no saben que vivo-.
Todavía no he llorado.
Me agitan y me azotan y no lloro.
No sé decir ni una palabra.
Pero me da por escribir
en esta incómoda postura,
desnuda me balanceo boca abajo.
Me sostiene un brazo razonable (el sistema),
que explica imbecilmente mis segundos:
-Ahora ha de llorar porque le duele,
-ahora ha de vivir como todo el mundo,
-¡ahora ha de mamar la leche que yo mande….¡
….Yo no quiero nacer en este mundo.
Como vereis
no llevo treintiséis años viviendo
sino tan sólo treintiséis segundos.