Los jardines de Afrodita (II) de Francisco Villaespesa

Te vi muerta en la luna de un espejo encantado.
Has sido en todos tiempos Elena y Margarita.
En tu rostro florecen las rosas de Afrodita
y en tu seno las blancas magnolias del pecado.

Por ti mares de sangre los hombres han llorado.
El fuego de tus ojos al sacrilegio incita,
y la eterna sonrisa de tu boca maldita
de pálidos suicidas el infierno ha poblado.

¡Oh, encanto irresistible de la eterna Lujuria!
Tienes cuerpo de Ángel y corazón de Furia,
y el áspid, en tus besos, su ponzoña destila…

Yo evoco tus amores en medio de mi pena…
¡Sansón, agonizante, se acuerda de Dalila,
y Cristo, en el Calvario, recuerda a Magdalena!