¡La hora confidencial!… Entre banales
palabras, toda entera, te respiro
como un perfume, y en tus ojos miro
desnudarse tu espíritu. ..Hay fatales
silencios… Se oscurecen los cristales;
y se esfuma la luz en un suspiro,
temblando sobre el pálido zafiro
que azula entre tus manos imperiales.