Madres de los poetas de Romeo Murga

Madres de los poetas que en el pasado han sido,
vengo a hablar con vosotras de vuestros hijos tristes.
Carne doliente, en vuestras entrañas han dormido
y no los conocisteis.

Madres de los poetas que en el presente son,
con vuestra eternidad de ternuras y arrullo
calmaréis a los mares y al viento arrasador,
pero no al dolor suyo.

Madres de los poetas que mañana serán,
sobre la tierra fría se perderán sus pasos;
buscarán nuevas sendas y nunca dormirán
sobre vuestros regazos.

Madres de los poetas que son, serán, y han sido,
garganta de esos cantos, surco de esas semillas,
árbol que no dio flores y que en otoño ha visto
dispersarse a lo lejos sus hojas amarillas.

Vosotras que supisteis su inocencia primera,
gritad que fueron buenos y que amaban a Dios.
Grande fue su pasión por la carne terrena,
pero más grande fue su amor.

Llorad por sus dolores y sus ansias secretas,
por sus manos crispadas y por sus alas rotas.
Llorad por vuestros hijos, madres de los poetas,
que, por consolaros, lloraré con vosotras.