No creas en la verdad.
No creas en la belleza.
No creas en el amor.
Siéntate al piano
sopla el corno
rasga la cuerda
y quedamos a la par.
No me alcances un beserol
si me duele la cabeza.
Poemas de Mario Montalbetti
para Rocío
hay un desierto a la deriva
enterrado entre tormentas
hay un escorpión inteligente
tallado en cada muerte
y hay una muerte tras otra
entusiasmadas con la religión
aves frías te golpean la cabeza
y aprendes enseguida
hay un río dentro del río
fabricando fiebres delicadas
hay una puerta detrás de la puerta
y un bizcocho detrás del mundo
excavamos en los días de la tiza
vertebrado / invertebrado
escribimos para tapar los hoyos
y reparar las faltas
hay un ángel de barro acantonado en posición fetal
y al fondo un enemigo intolerante
hay un musco que contiene réplicas
de todo lo que has oído
hay un libro que repite todo lo que escribes
y otro que escribe todo lo que repites
hay un sol partido en dos
y una sombra espesa en la escisión
hay un perro perdido en el ojo de la horca
(cada línea es un río una calle un color imaginario
un número irracional en medio de una suma infrecuente
el rostro cambiante de una ventana un amanecer en tu boca
una lápida una lápida que no coagula…
porque cada línea contiene su propia ausencia
porque cada línea no importa
la escala termina con la forma
los ritmos y las texturas se desbandan sobre las dunas
la aridez se hace rama inquebrantable)
de todas las huellas / escoge la del desierto
de todos los sueños / el de las bestias
de todas las muertes / escoge la tuya propia
que será la más breve y ocurrirá en todas partes
decimos nada sobre todo
buscando a aquél que lo dice todo sobre nada
sobre la mesa hay animales vivos y flores amarillas de montaña
muertes simples que se clavan en la tierra como estacas de plata
estampas de los santos gregorio santiago y benedicto
la luna vacía y el sol de invierno
los pies de aquellos que pisarán los granos esta noche
los tambores los cuernos en espiral y agonías que besan los cielos
el violón de madera balsa las cuerdas de metal
todo está sobre la mesa
sobre la mesa las hojas de coca y los nevados
y los ríos de obsidiana
las piedras que se repartirán a medianoche
y la medianoche entera
besando el corazón de un cóndor y la voz de una mujer
que irá de casa en casa buscando a sus familiares todo esto
todo esto está sobre la mesa
¿por qué lo hacen de esa manera?
Ya no te quiero, pequeña
ahora amo a los caballos.
Mañana amaré a las islas
y pasado será alguna ave.
(Tal vez en tres años
te vuelva a amar).
Y luego serán las vacas
pintas y luego serán
los minerales tú sabes, el
cobre, el hierro, el
y luego serán las ciudades
(alguna que otra jirafa)
y luego los puentes.