Sobre la vasta ausencia del mar
el vaivén de una larga retórica de barcas sin velas,
y el incesante viento que traza su círculo negro
alrededor de la bahía obediente.
Mientras, en ese instante
desde una ventana de hotel igual a tantas,
el animal doméstico de un hombre igual a tantos
recordará que navegar es necesario
y que desde la ventana todo es aburrido.
En días como éste, suele desaparecer sin motivo «razonable’
algún turista para siempre.
…»en la ventana, unas grandes letras decían algo al revés’.