Tanto tiempo ha pasado y vuelvo
a ti, poema, ten piedad.
Ten piedad,
porque no puedo, no sabré
ya escribir muerte
como antes de la muerte
vivida de mi padre.
Ni amor
será la palabra que fue
y, sin metáforas, conocí
como el amor.
Apiádate, regreso
igual que el hijo pródigo,
desnudo y sin memoria, ten piedad,
poema, del que sabe
por qué todos los niños crecen
menos uno.