Al alba, se asombró el gallo.
El eco le devolvía
voz de muchacho. 
Se halló signos varoniles,
el gallo. 
Se asombró el gallo.
Ojos de amor y pelea,
saltó a un naranjo.
Del naranjo, a un limonar;
de los limones a un patio;
del patio, saltó a una alcoba,
el gallo. 
La mujer que allí dormía
le abrazó. 
Se asombró el gallo.