Muerdes la última fruta de mi espalda
su jugo me recorre como piel de transparencia.
Floto entonces por tus paraísos y enredaderas
entre el musgo y los eclipses.
Muerdes los agujeros de mi locura hasta el éxtasis de su cansancio.
Pueblo de carreteras y algodones cada paso de tu vuelo
cada aletear de tu camino.
Emergen pequeños cristales del viento
bañados de minutos y colibríes.
Muerdo la última fruta de tu espalda
y la magia se repite.